Así canto y camino;
por donde mis
dominios…
Cuatro paredes y un
patio.
Una escalera,
que lleva adonde
nadie sospecha.
El sol brilla sobre
mi cabeza;
de loza y baldosas
eternas…
Pasan las horas
como no calma un
rayito de luz;
como la oscuridad
crece y desmiente.
En la turbia
fragancia de mis días
la pena hace a la faena;
corta despacito cada
aliento
y sumerge en el
descontento.
Pero no todo está
perdido…
Nacen olvidos
pariendo un sonido.
Sonido de carros y
calles…
mis venas y la ansiedad de amarte.