Cuerpo a cuerpo
dialogué con el blasfemo.
Me llevó de rampa en escaleras;
subí a los infiernos,
y del cielo, conocí lo más bajo.
Argumenté saber
y encontré la nada en los
quehaceres…
Sucumbí a la tentación de ser yo
solo.
De oveja negra …a gris casi blancuzca.
De rojo demonio me acerqué hasta
lo rozado.
Encontrándome ya blanco,
entendí que para el paraíso,
de colores , se exige estar
zarpado.